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EVANGELIO: Lucas 14, 1-14, El afàn de honores y prestigio y la falta de altruismo.

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chenter
view post Posted on 29/4/2009, 22:18




EVANGELIO: Lucas 14, 1-14

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Jesús se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los juristas y fariseos, preguntó:
- ¿Está o no permitido curar en día de precepto?

Ellos se quedaron callados. Jesús cogió al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo:
- Si a uno de vosotros se le cae al pozo el burro o el buey, ¿no lo saca en seguida aunque sea en día de precepto?

Y se quedaron sin respuesta.

Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola:
- «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: “Cédele el puesto a éste”. Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.

Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo, sube más arriba”. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.

Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Y dijo al que lo había invitado:
- «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos».

REFLEXIONES PARA NUESTRA VIDA DE CREYENTES

¿Cómo no sentirse desconcertado e interpelado cuando escuchamos estas palabras? Jesús nos invita a actuar desde una ACTITUD de GRATUIDAD y de COMUNIÓN-SOLIDARIDAD con el pobre, opuesta totalmente a la lógica de quien busca destacar, ser reconocido, acumular, aprovecharse o excluir a los demás de la propia riqueza. Se nos llama a compartir nuestros bienes gratis, sin seguir la lógica de quien busca siempre cobrar las deudas, aun a costa de humillar a ese pobre «que siempre está en deuda frente al sistema que lo exprime». Jesús piensa y propone unas relaciones humanas basadas en un nuevo espíritu de libertad, gratuidad y amor. Un espíritu que está en contradicción con la práctica y el comportamiento normal del sistema. Unas relaciones propias de una humanidad nueva, germen de una comunidad diferente a esta sociedad que excluye y siembra la muerte.

Jesús no critica la amistad, las relaciones familiares ni el amor gozosamente correspondido. Pero nos invita a reflexionar sobre la verdad última de nuestra conducta. Amar al que nos ama, invitar al que nos invita, compartir con el que nos ha dado, puede ser todavía el comportamiento normal de una persona egoísta en donde el propio interés sigue siendo el criterio principal de nuestro actuar. Sería una equivocación creer que uno pertenece a la nueva comunidad de Jesús por el simple hecho de vivir en armonía, saber desenvolverse bien en el círculo de sus amistades y en las relaciones familiares, compartir con quienes pueden invitarte, o ser generoso con quienes pueden serlo contigo más adelante.

Hay en este pasaje evangélico una bienaventuranza de la que hemos hablado poco los cristianos: «¡Dichoso tú si no pueden pagarte!» (v. 14). Al estar separada del bloque de las bienaventuranzas que hemos aprendido y como perdida en el evangelio, no nos solemos detener en ella y la olvidamos con relativa frecuencia. En realidad, se nos hace difícil entender estas palabras porque el lenguaje de la gratuidad nos resulta extraño y, en cierta manera, incomprensible. Estamos olvidando lo que es vivir gratuitamente y no acertamos ya ni a dar ni a darnos. Hemos construido una sociedad donde predomina el intercambio, el provecho y el interés. En nuestra civilización, casi nada hay gratuito. Todo se comercia, se presta, se debe o se exige. Nadie cree que es mejor dar que recibir (Hch 20, 35). Sólo sabemos prestar servicios remunerados y cobrar intereses de diversas maneras por todo lo que hacemos a lo largo de los días. Sin embargo, los momentos más intensos y culminantes de nuestra vida son los que sabemos vivir en la gratuidad.

No es fácil vivir de manera desinteresada hoy día. El CAMINO de la GRATUIDAD es duro, difícil y, a veces, agotador; va a contracorriente. Pero es posible cuando uno mismo se sabe regalo inmerecido del amor de Dios y cree que, en definitiva, en la vida el que pierde gana. Ésta es la lógica del Reino; ésta es la lógica de la nueva comunidad de Jesús.

Junto a los ídolos del dinero y del poder hay un tercer ídolo, no menos importante, que es el afán de honores y la búsqueda de prestigio. Unas veces aparece como algo llamativo; otras, de forma solapada. Jesús se sirve de la imagen plástica del banquete -con su presidencia, sus lugares de honor, sus últimos puestos, etc.- para criticar el comportamiento de quienes buscan honores y prestigio de cara a los demás y de cara a Dios. En la nueva comunidad que él quiere instaurar tal comportamiento no tiene cabida, porque a todo el que se encumbra lo abajarán y al que se abaja lo encumbrarán. La asamblea cristiana, por ser expresión del amor a Dios y a los hermanos, no puede asentarse en el afán de honores ni buscar el prestigio personal. Para entrar en la dinámica del Reino todo discípulo ha de vivir como el maestro, sentirse convidado y no estar preocupado por los primeros puestos.

El mensaje evangélico sigue teniendo plena actualidad, y choca de frente, no sólo con lo que es norma habitual en la sociedad, sino también con lo que es comportamiento frecuente en la propia Iglesia.

Ulibarri, Fl.

http://www.angosto.org/Ayuda/EvangelioC/E-Tor-C-22.doc
 
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