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DIVINIZACIÓN DEL HOMBRE, blogdelafe, divinización.

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chenter
view post Posted on 11/7/2011, 03:11




SANTÍSIMA TRINIDAD Y DIVINIZACIÓN DEL HOMBRE.

‘Dios, sólo en cuanto Trinidad, puede ser amor’
(Joseph Ratzinger en Escatología. Muerte y vida eterna).

Transcribimos un extracto del texto de “Lecturas y Notas I” (de blogdelafe):

“Trinidad necesaria en Dios Único.

San Pablo en su discurso en el Areópago (colina cerca de los edificios públicos, o quizá el consejo supremo de Atenas), dice: “Atenienses veo que vosotros sois, por todos los conceptos los más respetuosos de la divinidad. Pues al pasar y contemplar vuestros monumentos sagrados, he encontrado también un altar en el que estaba grabada esta inscripción: Al Dios desconocido. Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso os vengo yo a anunciar. El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, que es Señor del cielo y de la tierra, no habita en santuarios fabricados por manos de hombres; ni es servido por manos humanas, como si de algo estuviera necesitado, el que a todos da la vida, el aliento y todas las cosas. Él creó, de un solo principio, todo el linaje humano, para que habitase sobre toda la faz de la tierra fijando los tiempos determinados y los límites del lugar donde habían de habitar, con el fin de que buscasen la divinidad, para ver si a tientas la buscaban y la hallaban; por más que no se encuentra lejos de cada uno de nosotros; pues en él vivimos, nos movemos y existimos, como han dicho algunos de vosotros ( )’ (Hechos, 17: 23- 28).”

Pablo, en todo el discurso hace varias referencias a la naturaleza divina y enseña que existimos en Dios.

En la Epístola a los Colosenses 1:2, nos dice: “Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia, a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad”. En Hechos de los Apóstoles 20:28, Pablo al despedirse de los presbíteros de Éfeso, dice:”Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio hijo”.

En Mateo 28:19 dice Jesús: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

En la Primera Epístola de Pablo a los Corintios leemos en 12:6: “(Hay) diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra todo en todos”.

La Naturaleza Divina es singular, existe increada y corresponde a Tres Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo consustanciados como Dios.

Únicamente en la persona del Hijo hay dos voluntades, la de su naturaleza divina y la de su naturaleza humana. “La voluntad es función de la naturaleza” (San Máximo El Confesor).

La naturaleza humana finita de Jesús (Nicolás de Cusa) explica como sufre antropologías. Éstas son imposibles en Su naturaleza divina infinita. Tiene sufrimientos físicos y morales en su Pasión porque el Hijo es Cristo humanado.

Jesucristo tiene realmente dos naturalezas. La humana además de la divina.
El Hijo no representa ninguna ficción, como hombre está humanado en todo sentido excepto por el condicionamiento del pecado.
En el cuerpo de Jesús, al engendrarlo en María Virgen, Dios infunde el alma; y en ese mismo instante, el Verbo se une a ese cuerpo y alma.
Su Pasión es conmovedora y dolorosamente humana aun siendo Dios.

El Hijo es una sola persona con dos naturalezas reales y completas, humana y divina, sin mezcla ni confusión, sin división ni separación (Concilio de Calcedonia, año 451).

Un Dios sin la Persona del Hijo, sin la Persona del Espíritu Santo, sería el dios arquitecto- que suponen los deístas- falto de amor y no necesariamente interesado en el destino de su creación.

“Sería el dios gnóstico, con un universo creado sin motivos y sin escrúpulos, idea que resulta tan apreciada por nihilistas y existencialistas en su pesimismo” (Flavia Costa en su comentario sobre el trabajo de Hans Jonas titulado “La Religión Gnóstica”, Ed. Siruela).

Dios por sí mismo es la existencia forzosa de sus tres personas y cada Persona es consustancialmente todopoderosa y amorosa en Dios Trino.

El único Dios posible es en su Trinidad."


Divinización del hombre.

El Verbo se ha hecho hombre, para que el hombre llegue a ser hijo de Dios (San Ireneo de Lyon).


La Trinidad de Dios nos acerca a la comprensión de la divinización del hombre según Ireneo de Lyon, Atanasio, Clemente de Alejandría, Basilio de Cesarea, Gregorio de Nacianzo, Gregorio de Nisa y otros Padres de la Iglesia.

El amor mutuo del Padre y del Hijo es- en Su infinitud- consustancial en la misma y única Naturaleza Divina.
Es la Tercera Persona de la que Ellos son principio. Co-infinitud que en la Esencia Divina es Persona y en nuestra creación fundamento y participación. San Atanasio en el siglo IV enseña que Dios Trino crea todo por el Espíritu Santo.

Leemos en “Espíritu Santo”, de J. Forget (Enciclopedia Católica, ACI- Prensa;Trad. por W. French y Carolina Eyzaguirre ) :

“Santo Tomás, siguiendo a San Agustín, al explicar la doctrina sobre la Santísima Trinidad dice que, en Dios, el Hijo procede a través del Intelecto, y el Espíritu Santo a través de la Voluntad.

El Hijo es, en lenguaje de las Escrituras, la imagen del Dios Invisible, Su Palabra, Su sabiduría no creada.

Dios se contempla a Sí mismo y se conoce a Sí mismo desde toda la eternidad y, al conocerse a Sí mismo, El forma dentro de Sí una idea sustancial de Sí y éste pensamiento sustancial es Su Palabra.

Ahora cada acto de conocimiento es logrado por la producción en el intelecto de una representación del objeto conocido.

Desde aquí, entonces el proceso ofrece una cierta analogía con la generación, la cual es la producción por un ser vivo de un ser participante de la misma naturaleza.

En relación al Espíritu Santo, de acuerdo a la doctrina común de los teólogos, El procede a través de la voluntad.

El Espíritu Santo, como lo indica Su nombre, es Santo en virtud de Su origen.

Procede, no por generación, sino por espiración del Padre y del Hijo juntos, como de un único principio. Por lo tanto, El viene de un principio santo.

La santidad reside en la voluntad así como la sabiduría está en el intelecto.

Esta es también la razón porque el Espíritu Santo es llamado a menudo ‘par excellence’, en los escritos de los Padres, como Amor y Caridad.

El Padre y el Hijo se aman desde toda la eternidad con un amor perfecto e inefable; el término de este amor infinito y fértil es Su Espíritu Quien es co-eterno y co-sustancial con Ellos.”


El Padre- origen sin origen- engendra eternamente al Hijo, y el Padre y el Hijo espiran eternamente el Espíritu Santo. Persona divina, del Amor infinito en el que somos creados a imagen y semejanza de Dios para conocer y amar al Padre y su Hijo Jesucristo. Individualizados por Su amor, con alma eterna y nuestro cuerpo glorificado. El pensamiento de los Padres en torno a la divinización del hombre se muestra reservado (especialmente en Gregorio de Nisa) tanto en el uso del término como en el del concepto de divinización, pues estaban inmersos en polémicas y luchas contra distintas herejías.


“Por tanto, si el hombre nace para esto, para hacerse partícipe de los bienes divinos, necesariamente tiene que ser constituido de tal manera que pueda estar capacitado para participar de esos bienes. Efectivamente, lo mismo que el ojo participa de la luz gracias al brillo que le es propio por naturaleza, y gracias a ese poder innato atrae hacia sí lo que le es connatural, así también era necesario que en la naturaleza humana se mezclara algo emparentado con lo divino, de modo que, gracias a esa correspondencia, el deseo lo empujase hacia lo que le es familiar” (San Gregorio de Nisa, Oratio catechetica magna, 5. Cfr. ID., La gran catequesis, ed. A. Velasco, Madrid 1990, 52-53).

“Nuestro espíritu, iluminado por el Espíritu, fija su mirada en el Hijo y en Él, como en una imagen, contempla al Padre” (San Basilio de Cesarea, Carta 226, 3, PG 32,849 A). “Cuando somos santificados por el Espíritu recibimos también a Cristo que habita en nosotros, y con Cristo recibimos al Padre que hace común mansión en nosotros” (San Basilio, Homilía XXIV, 5).

“El Espíritu es llamado unción y es un sello ( ), marcados por este sello, nos convertimos consecuentemente en participantes de la naturaleza divina, como dice Pedro (2 P 1,4), y así toda la creación se hace partícipe del Verbo en el Espíritu. Y es por el Espíritu como nos hacemos partícipes de Dios” (San Atanasio, Contra arianos).

“El Hijo se ha hecho hombre para que, unidos a Él por la fuerza del Espíritu, nos hagamos, en Él, hijos del Padre. Se trata de una elevación del hombre que llega hasta lo más profundo de su ser y que se ha de calificar como una auténtica divinización que tiene como punto de referencia último a la Persona del Padre. Todo procede del Padre y todo vuelve hacia Él” [Lucas F. Mateo-Seco, en Salvación y Divinización (La Lección De Los Padres)].


Ver también
http://blogdelafedivinizacion.blogspot.com/

Edited by chenter - 21/7/2011, 00:31
 
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